Por Roberto López Barradas
05 de noviembre del 2025.- Para abundar con el tema de la salud mental y la paz interior, es necesario hablar de nuestro estado físico, que también influye en la estabilidad emocional; porque es sumamente importante cuidar nuestro cuerpo, nuestro organismo, para poder disfrutar de una buena salud mental, como dice el dicho: “mente sana en cuerpo sano”, esto es literalmente cierto.
Así que este artículo, vamos a tomarlo como una segunda parte del tema de la salud mental, y quiero agradecerle a mi amiga, la doctora Mayela Ruíz, este comentario o sugerencia, de abordar el tema desde un enfoque multifactorial, ya que para poder salir de una crisis emocional, por alguna situación adversa, ya sea de salud, laboral, financiera, sentimental, emocional; es necesario estar físicamente bien, para mejorar nuestro estado de ánimo, ayudando a nuestra mente a evitar pensamientos negativos sobre nuestras circunstancias, nuestros problemas, sobre nosotros mismos, por el contario, vamos a procurar pensamientos positivos gracias a las “hormonas de la felicidad” que generan sentimientos de bienestar.
Estas hormonas son: la endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina, que también son neurotransmisores, las cuales tiene funciones específicas: la dopamina está relacionada con la motivación, la búsqueda de recompensas, genera sensaciones de placer y satisfacción y se libera al lograr metas, completar tareas, o disfrutar de música; la serotonina regula el estado de ánimo, las emociones y el sueño, generando bienestar, esta hormona se libera con el ejercicio, con la exposición a la luz solar y con una buena alimentación, sana y equilibrada; las endorfinas, estas actúan como analgésicos naturales y reducen el estrés, y se liberan haciendo ejercicio un poco más intenso, cuando reímos, cuando hacemos algo que nos cause cierto placer (en el buen sentido de la palabra); por último, la oxitocina, llamada también “hormona del amor”, se asocia con los lazos afectivos y la confianza, se libera con los abrazos, besos, caricias y en el caso de las mujeres, también con el embarazo y la lactancia.
Quiero volver a citar un artículo que escribí hace año y medio aproximadamente titulado “ámate a ti mismo” donde comentaba que la relación más importante que tienes después de tu relación con Dios, es la que tienes contigo mismo. A muchas personas no les gusta lo que son, se centran en sus defectos, debilidades, carencias, se enfocan en sus errores y fracasos; muchos quisieran ser diferentes, empezando por el aspecto físico: no me gusta mi cabello, mis ojos, mi nariz, mi boca, me gustaría ser más alto, porque no estoy más delgado, si pudiera ser diferente quizás tendría una mejor personalidad, tendría más suerte en el amor, sería asediado, amado, envidiado por los demás.
Constantemente se sienten menos que el resto de la gente, se comparan todo el tiempo, se mantienen con baja autoestima porque simplemente nos les agrada como son, en lugar de aceptarse como la creación perfecta de Dios que ya son, y se preguntan ¿por qué no tengo buenas relaciones? ¿Por qué no puedo tener vínculos duraderos, sinceros, afectuosos, amorosos? La respuesta es, porque no se agradan a sí mismos, y si no te llevas bien contigo mismo, como vas a lograrlo con otras personas.
Posteriormente, escribí otro artículo denominado “No hay pretexto para tener sobre peso” donde compartía que según la OMS el sobre peso tiene como principal causa: la falta de actividad física, hábitos alimentarios poco saludables, no tener suficientes horas de sueño de calidad, grandes cantidades de estrés, afecciones médicas, la genética y el abuso en el consumo de la comida rápida. En México no somos la excepción, ya que gran parte de la dieta de los mexicanos está basada en la masa, harina, aceite (antojitos, tacos, tamales, tortas, etc.) y comida rápida (pizzas, hamburguesas, hot dogs, alitas, etc.). Y si a esto le sumamos el consumo de bebidas con exceso de azúcar como los refrescos o la cerveza, que contiene altos niveles de levadura.
En ese artículo afirmaba que, el cuidado de nuestra salud es vital, debiendo empezar por lo que comemos, lo que tomamos y la cantidad que consumimos. Por ello, ahora mi alimentación, mi peso y mi salud, son muy importantes, para tener una mejor calidad de vida y vivir plenamente con mi familia, desde que entendí, que no solo se trata de mi salud, sino de la calidad de vida que tendré para el resto del tiempo que Dios me conceda disfrutar con mis seres queridos, es decir, es por mí y por ellos.
Y compartía también una parte del libro “El monje que vendió su Ferrari” del autor Robin S. Sharma, quien en su obra concluye que: “una dieta pobre tiene un pronunciado efecto sobre tu vida. Consume toda tu energía, física y mental. Afecta a tu estado de ánimo y enturbia tu mente. Como nutres tu cuerpo, así nutres tu mente. Y recomienda consumir preferentemente los alimentos naturales, que básicamente son aquellos que provienen de la interacción natural del sol, el aire, la tierra y el agua. El autor habla de una dieta vegetariana, claro, la cual te dará mayor longevidad. Es decir, llena el plato de hortalizas, frutas y cereales y vivirás más.”
Para concluir, reitero que la salud mental y el estado físico, es nuestra responsabilidad, de nadie más, debemos recordar todos los días que los pensamientos conducen a sentimientos, los sentimientos conducen a acciones; son las acciones las que cambian los resultados y esos resultados nos darán paz y nos traerán felicidad. Debemos actuar responsablemente en nuestros hábitos alimenticios y sobre todo tomar plena conciencia de que NO somos dueños de nuestro cuerpo, sino que es prestado, como lo declara la Biblia en el libro de la primera carta a los Corintios 6:19-20: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”.
Dios te bendiga grandemente.
